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English Version)
Nuestros amigos cerveceros
Boak&Bailey son los anfitriones en la
The Session del mes de Mayo y nos proponen un tema de lo más interesante
: ¿Cómo empezó vuestra afición por la buena cerveza?
Desde siempre me ha fascinado la fuerte relación psicológica que el cerebro crea entorno a los olores. Estos marcan una impronta una imagen que siempre recordamos al percibir de nuevo ese olor. Durante mi estancia en Edinburgo, vivía en un piso al lado de la ya desaparecida fábrica de
McEwan's en
Fountainbridge. Cada cierto tiempo los vapores de la cocción de los mostos inundaban el ambiente y ese olor me trasportaba mentalmente al aroma de la malta que se respiraba en el pueblo asturiano donde vivía de niño.

Si me preguntáis por los inicios creo que sin duda debo referirme en primer lugar a ese olor, a esos efluvios que la fábrica de
Colloto, El Águila Negra (ya desaparecida) desprendía en los días de cocción y que, de manera sutíl y sin que yo lo supiera, fueron marcando en mí el gusto por la cerveza. "Si algo huele así de bien, seguro que sabe mejor", nos preguntabamos mientras probabamos a temprana edad las primeras cervezas furtivas, robadas de la despensa o la bodega, siempre bien surtida de nuestras familias.

Mi segundo contacto con la realidad de la cerveza tuvo lugar en una
genial cervecería que existió en Oviedo en cuya barra pasé de la adolescencia y a mis primeros años de adulto, experimentando cerveza tanto de barril como de las innumerables cervezas que había en sus neveras. Allí probé mis primeras pintas de
Bass,
Spaten,
Köstrizer o
Pilsner Urquell; allí, siguiendo las recomendaciones de mi padre, probé mis primeras
Chimay y alguna Geuze de frutas. De este bar surgió tambien
el núcleo duro de la
Asociación Gastronómica a la que pertenezco. Cada cerveza que probaba allí me llevaba a querer saber y aprender más sobre la cultura que la rodeaba.

A mediados de los noventa, visité
Londres como estudiante. Estaba fascinado por todo el mundo que se abría ante mí. A cada paso aprendía algo nuevo, era -y es, una maravillosa ciudad llena de vida. En materia cervecera tuve la oportunidad de entrar en contacto con la
cerveza británica,
la cultura del pub,del
last orders, la
guest ale y el
happy hours,
la cultura de la
bitter ale y el pastel de riñones, de la
pale ale y el
fish and chips, del no poder comprar cerveza en un kiosco después de las 23h, y tantas otras cosas. Fue un
"amor a primera pinta" que todavía sigue hoy.

Como decía al principio, en los inicios del siglo XXI, tuve la suerte de vivir y trabajar en
Edimburgo. Era el Edimburgo anterior a la reestructuración urbana que acabó derribando la centenaria cervecera de
Fountainbridge para hacer una urbanización. Era la ciudad en la que la
Mcewan's que elaboraba esa fábrica competía directamente con las grandes cervezas que salían de
Caledonian Brewery, con la
Caledonian 80/ y Deuchar's IPA como referentes.
En resumen era la ciudad en la que el peso de la historia cervecera recaía sobre estos dos gigantes de la cerveza local
y la capital en la que
Scottish and Newcastle todavía se erigía como el mayor consorcio cervecero del Reino Unido. También era y es la ciudad preciosa de quien Stevenson dijo:
there are no stars so lovely as Edinburgh street-lamps.( no hay estrella comparable a las farolas de Edimburgo) y En esa maravillosa ciudad pude conocer a fondo la realidad de la cerveza escocesa, admirar su cultura, contrastar las diferencias y similitudes que hay entre la cultura cervecera inglesa y escocesa y aprender un montón de cosas nuevas sobre nuestra bebida favorita.
La última de las cosas que me hacen ver la realidad y que influyen positivamente en mi admiración por la cerveza puede ser lo que ahora estoy haciendo. Desde año y medio apróximadamente, mantengo este blog en el que escribo las cosas que van pasando en mi afición por la cerveza. Tengo la inmesa suerte de poder pertenecer a una comunidad de aficionados a la cerveza con los que comparto puntos de vista, intercambio ideas y aprendo cosas a diario, cosas que hacen que disfrute de la siguiente cerveza como si fuera la primera: aquella cerveza robada que probabamos de chavales para ver si sabía tan bien como olía.
