viernes, julio 25, 2008

La Ronda #2: ¿Cerveza o Cervecería?

 Muchos actos cotidianos y domésticos de mi vida están idefectiblemente acompañados por una cerveza. Las disfuto y me encantan esos momentos que paso con una cerveza en el vaso. Sin embargo ante la pregunta de La Ronda de este mes, tengo que reconocer y responder que soy un animal de taberna. Desde la primera vez que puse un pie en una me sentí fascinado por los olores, los sonidos, los sabores y el ambiente. Locuras personales a parte, culturalmente, pertenezco a una sociedad en la que el bar es un ritual diario, con múltiples funciones sociales que creo no están lo suficientemente reconocido. En la taberna disfrutas, te relajas, lloras, ries, es inicio, centro y fin de la mayoría ( por no decir todas) de las relaciones sociales. Disfruto del bar al uso, de la charla y el contacto con los tuyos en el marco que la taberna ofrece, en ese ambiente hasta el vaso más humilde  sabe genial.

Con esta idea asentada en  mente es algo más que razonable que la cervecería para mi sea un sitio especial, donde las sensaciones de estar tomando una cerveza se multiplican por mil y desbordan cualquier expectativa que pudiera crearse. El ambiente, la posibilidad de compartir, el descubrir y comentar, y el aprendizaje que da una cervecería no se puede adquirir, en el soliloquio del ego en el que, a veces, se puede convertir el disfrutar de una cerveza en casa. En este momento de mi vida, dentro del gusto por los bares en general, y después de la sidrería claro está,  tengo predilección por la cervecería, ese sitio donde puedes acceder a tus cervezas favoritas, donde el dueño y los camareros saben lo que traen entre manos, te asesoran -o te dejan probar tranquilo a tu elección, ten enseñan y donde siempre te sorprenden con una nueva cerveza. También me gustan estas cervecerías porque ellas se encargan de poner a la cerveza en la situación  que se merece. Es por esto que en la cervecería además de admirar los matices de una cerveza-algo que no digo no se pueda hacer en soledad -, también puedo expresarlos al momento, compartir de inmediato lo que trasmite y esa expresión siempre va a encontrar una respuesta, siempre va a ser cuestionada o reforzada por lo que la gente con quien compartes mesa y cerveza opinan de ella, creándose un debate que, en mi opinión es el punto máximo de disfrute cervecero, porque de él se sacan experiencias, y la experiencia es aprendizaje y el aprendizaje te abre la mente algo que te prepara para saborear de la vida en todo su esplendor. Algunos dirán que tambien se puede hacer eso en casa y escribirlo por internet y espera la respuesta pero creo que ni de cerca se le parece, no hay respuesta inmediata y aunque las tecnologías avancen, el contacto personal y la vida real nunca será lo mismo que un foro web, un blog o una página de ratings de esas que tanto gustan a los corksniffers. 
P.S.- LLevo observando hace tiempo a gente que llega a un bar, pide una botella, abre un cuardeno de notas, da un sorbo y empieza a escribir.... Esto No, MAL, ASÍ NOOOO, sólo me faltaba ya ver pajilleros de la cerveza haciendo en el bar lo que pueden hacer en casa, ocupando un sitio en la barra o en una mesa para tomar una sóla cerveza, ME NIEGO, JAJAJAJAJA

4 comentarios:

Catador dijo...

Creo que no hay que ahondar mucho en mis ideas, comparto absolutamente el comentario, también me considero un animal de taberna, y no sé si compartes esto, pero hasta solo es agradable. Sentarse en la barra con una cerveza y alguna especialidad de la casa para picar nos ponen reflexivos y relajados.

Chela dijo...

Comparto comparto, siempre con esa idea de reflexionar y ver lo que pasa a tu alrededor. Me encanta, esconderme detrás de una lectura y observar lo que pasa alrededor, imaginarme que pasa en las vidas de esas personas.Voyeurismo vital? puede ser jejejeje

haya salud

Nicolino dijo...

Coincido con el comentario, soy un "animal de taberna", nada mejor que tomar un par de pintas disfrutando simplemente de compartir tiempo con los amigos.

Boak dijo...

"hasta solo es agradable" - estoy de acuerdo, al menos en Espana, donde la gente es amable (!pero no demasiado!)